La
calidad de los productos es imprescindible para aquellos que se dedica como
profesionales a la restauración.
Ciertamente
asegurar la buena calidad de las
materias primas que nos
proporcionan nuestros proveedores,
precisa un periodo de tiempo. Pero además, para que los productos que ofrecemos
a los comensales sean de calidad, no dependemos únicamente de aquellos que
llenan la despensa, sino también de la forma en las conservemos, una vez en
nuestras manos.
Las cámaras frigoríficas, y las
cámaras de seco, juegan un importante papel en la conservación de las propiedades
y la calidad de los alimentos. Su correcta clasificación, y colocación, así
como llevar un control exhaustivo sobre las fechas de caducidad, son además de
imprescindibles para mantener una buena calidad, comportamientos exigidos
rigurosamente en materia de sanidad.
Pero la
calidad de los productos que ofrecemos a nuestros clientes, hoy día va más allá
de las exigencias y requisitos mínimos. En la actualidad, en la restauración profesional se
emplea como una estrategia, una filosofía una forma de hacer negocios,
totalmente orientado hacia el cliente.
Orientarse
por la calidad de sus platos, ha sido para muchos, clave del éxitos de sus negocios, ya que en un mercado tan
fuertemente diseminado como es la hostelería, la calidad, puede convertirse en
un elemento de diferenciación y a su vez de atracción para el comensal.
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